El camino y el viento
"¿A dónde vas?", le preguntó el camino al viento. "Cada vez que te veo pasar con tu andar alocado, siento piedad de ti. Mira, no tienes mi estructura, careces de dirección, eres un vagabundo del espacio. Es claro que alguna vez, si crecen tus acciones meritorias, serás también tan útil como yo".
Un poco más adelante, el viento ingresó a un inmenso jardín donde los más bellos rosales y madreselvas abrían sus corolas.
"¡Oh viento divino, por fin has llegado!", le dijo una rosa roja. "Mis hermanas y yo estábamos ansiosas por verte. Hoy deberás llevar nuestras semillas luego que nos desates de la vida que ya se aleja de nuestros botones".
El viento, entonces, alzó las semillas de las rosas como si fueran un tesoro y las depositó suavemente sobre la tierra.
¿Por qué será, Dios mío, que siempre comprendemos las cosas según nuestra pobre capacidad? Cuando todos los hombres despertemos a la verdad inconmensurable con la cual vistes a las infinitas modalidades de la existencia, nos abrazaremos sin crítica alguna, sin juicio alguno, los hombres, los caminos y los vientos, para venerar Tu Voluntad, Angel Celeste, que habita este extraño y maravilloso Santuario de la Vida.
(Fuente: "Cuentos para el alma", de Ada Albrecht).
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Huida de la sombra
Había un hombre que se alteraba tanto al ver su propia sombra, y se disgustaba tanto con sus propios pasos, que tomó la determinación de librarse de ambos. El método que se le ocurrió fue huir de ellos.
Así que se levantó y echó a correr. Pero cada vez que bajaba el pie había otro paso, mientras que su sombra se mantenía a su altura sin dificultad alguna.
Atribuyó su fracaso al hecho de que no estaba corriendo con la suficiente rapidez. De modo que empezó a correr más y más rápido, sin detenerse, hasta que finalmente cayó muerto.
No se dio cuenta de que, si simplemente se hubiera puesto a la sombra, su sombra se habría desvanecido, y si se hubiera sentado y quedado quieto, no habría habido más pisadas.
(Fuente: "El camino de Chuang Tzu" de Thomas Merton)
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La moneda que falta
Un día el Rey observó a un sirviente cantando alegremente mientras trabajaba. ¿Por qué siendo el supremo soberano era tan desdichado y sombrío mientras que en un humilde siervo había tanta alegría?
Y sin más le preguntó: ¿Por qué estás tan contento?
El hombre respondió: "Su Majestad, yo soy nada más que un sirviente, pero mi familia y yo no necesitamos demasiado - sólo un techo sobre la cabeza y comida caliente para llenar nuestros estómagos".
El rey no quedó satisfecho con esta respuesta. Más tarde en el día, solicitó el asesoramiento de su consejero de más confianza. Después de escuchar al Rey hablar sobre sus quejas, pesares y la historia del humilde hombre, el consejero dijo: "Su Majestad, creo que el sirviente nunca ha sido parte de El Club 99".
¿El Club 99? ¿Y qué es exactamente eso?" Preguntó el Rey: El consejero respondió: "Su Majestad, para saber realmente lo que es el Club 99, usted debe colocar 99 monedas de oro en una bolsa y dejarla en la puerta de la casa del Sirviente."
A la mañana siguiente el sirviente vio la bolsa, la recogió y la llevo adentro de su casa. Cuando abrió la bolsa, dio un gran grito de alegría... Cuantas monedas de oro! Comenzó a contarlas todas. Después de varios intentos, quedó convencido de que había 99 monedas. Se preguntaba, "¿Qué podría haber ocurrido con la última moneda de oro? ¡Seguramente, nadie dejaría 99 monedas!"
Buscó por todo lugar que pudo. Quizá se había extraviado, pero no la encontró. Finalmente, agotado, decidió que iba a tener que trabajar más que nunca para ganar que moneda de oro que le faltaba y completar las 100.
A partir de ese día, la vida de aquel el siervo cambió. Trabajaba en exceso, se tornó en un horriblemente gruñón, castigaba a su familia por no ayudarlo a ganarse la moneda de oro y dejó de cantar mientras trabajaba.
"Se le llama El Club 99 a las personas que tienen lo suficiente para ser feliz, pero nunca lo son,
porque siempre están anhelando y luchando por esa extra y última "moneda”, repitiéndose a sí mismos:
"sólo tengo que obtener esa última cosa y entonces voy a ser feliz para toda la vida."
(Fuente: desconocido, enviado por Fernanda Caffaro Taboada, ferecologia@hotmail.com )
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Fuente imágen pétalos: www.flickr.com/photos/18858802@N00/2405215684
Reedición y correcciones: www.caminosalser.com
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