Y las arpas eternas cantaban cada vez más cerca y en tonalidades más
y más solemnes: “¡Gloria a Dios en las alturas de los cielos infinitos, y
paz en la tierra a los hombres de buena voluntad!” (1)
Mensaje especial para los lectores de Caminos al Ser

En estas fechas tan especiales, queremos agradecerles profundamente a todos nuestros lectores por habernos acompañado en este y en todos estos años de caminar y crecer juntos en esto que hacemos llamado “Caminos al Ser”, y les deseamos desde lo más profundo del Corazón Muchas Felicidades y Bendiciones en estas Fiestas y en este Nuevo Año.
También queremos compartir entre todos, un mensaje desde la Esencia.
Hace aproximadamente 2000 años, en un enorme acto de Compasión y Amor Divino, Cristo vino a la Tierra para guiar y salvar a una humanidad perdida. Como siempre suele suceder, y como sucedió en aquel entonces, la Verdad Divina no se anunció con fanfarrias y trompetas. El clero y las autoridades de aquella época esperaban a un príncipe nacido de familia real, que vendría a liberar a Israel por medio de armas y poderío. Ninguno de ellos supo que, en el seno de una humilde familia Esenia, una multitud de Ángeles y Querubines y Seres de Amor, entre cálidos destellos rosados y celestes, preparaban la llegada del Cristo, en el cuerpo de un niñito recién nacido. Los detalles de este acontecer histórico pueden variar de un narrador a otro, tampoco se puede afirmar a ciencia cierta una fecha exacta, pero no vamos a ahondar en ello.
Lo esencial que sentimos compartir es lo que este acontecer significó, y lo que hoy sigue significando en nuestros Corazones. Es algo que se siente, y está más allá de las palabras. Cristo vino a la Tierra a mostrarnos el Camino, la Verdad, la posibilidad concreta de Vivir alineados a nuestra Verdadera Esencia, la posibilidad concreta de vivir en Amor Divino, la posibilidad concreta de “Volver a Casa”, volver a nuestro Padre-Madre Celestial.
Ha dejado algo, un recuerdo muy profundo que no se borra año tras año. Ha sido y Es un Maestro presente para esta humanidad. Los niños hablan de Él, las abuelas conocen sus mensajes, los jóvenes recurren a Él en silencio, las madres y padres lo invocan para que proteja a sus hijos. Y su Presencia se hace presente, escucha, abraza y comprende nuestras penas, nuestras dudas, nuestras alegrías.
Siempre Presente, sólo esperando un llamado que le permita acercarse a nuestros corazones. Y en estas fechas, en que muchas personas lo recuerdan y lo invocan, su Energía aun más desciende. Desciende y acompaña cada acto nuestro.
En estos tiempos tan especiales en que vivimos, está la gran posibilidad de morar nosotros mismos en Cristo, en el Equilibrio, en nuestra Verdadera Esencia. ¿Cómo hacer? es más simple de lo que creemos. Esta alineación está más allá de toda teoría, es algo que se siente en lo más profundo del corazón. Va de la mano de una Profunda Paz y Silencio Interior, y de la sensación de que todo está en Orden Divino, y no necesitamos nada más para completarnos. Al estar allí, estamos Volviendo a Casa. Desde lo más profundo de nuestro Interior, nuestro Padre-Madre nos da la Bienvenida.
Y es nuestra oportunidad de vivir las cosas desde un lugar transcendente, dejando de lado lo superficial, las cosas humanas de siempre, para poder vivir y sentir este Amor que está acompañándonos hoy.
Hoy, y cada día, sólo depende de nuestra receptividad, sólo depende de nuestra predisposición. Cada día puede ser una bendición. Cada día puede ser una Navidad. Cada día podemos abrazarnos en familia, podemos acercarnos a los que tuvimos lejos, podemos perdonarnos con quienes mantenemos enojos, y podemos celebrar lo verdadero: el Amor.
Es simple, es vivir cada cosa que hagamos con Amor. Es hacer cada acto con una sonrisa sincera. Es conservar siempre un lugar adentro nuestro de Paz, en perfecta Paz, sin que las olas superficiales de la vida cotidiana lo perturbe.
Será una decisión de cada día, que puede empezar hoy, que puede nacer hoy. Como este nacimiento que recordamos de este Gran Maestro Jesús. El nacimiento del Amor, de la Paz entre los hombres.
Puede ser que nos alejemos de este lugar, y que no estemos morando allí todo el tiempo. Somos humanos, intentando crecer, buscando, y es comprensible que esto nos pase. También será muy claro cuando esto nos pasa. Vendrá de la mano de una falta de paz interior, ruido interno, ruptura interna, dolor, tristeza, separación de nosotros mismos y de los demás, y hasta sensaciones no muy agradables y dolor en el pecho, o incluso en el plexo solar, centro energético cercano al ombligo, donde claramente se manifiestan las emociones cuando no están guiadas por lo más Verdadero en Nosotros. Pero no nos aflijamos cuando esto nos suceda, ni nos castiguemos. Por el contrario, tomemos esto como una señal, una alarma que nos despierte y nos avise que es hora de volver nuevamente a Casa. Es más simple de lo que creemos. Nosotros no tenemos que hacer mucho, solo una pequeña parte, que a primera vista puede parecer difícil, pero realmente no lo es. La Misericordia y Compasión que hay sobre nosotros es Infinita. Sólo se necesita un Corazón Sincero, capaz de aceptar que estamos desalineados, que estamos “pecando”, que en realidad significa “errar al blanco”, o dicho de forma más simple, que estamos actuando o viviendo sin estar alineados a nuestra Verdadera Esencia. Luego de reconocerlo, simplemente dejamos de alimentar los pensamientos separatistas o conflictivos o dolorosos, observamos nuestro cuerpo y las sensaciones no tan agradables que pueda haber en él, y nos Entregamos. Nos tomamos nuestro tiempo, nos conectamos con un Respirar Profundo. Pedimos a Dios Padre Madre, pedimos a nuestra Verdadera Esencia que de aquí en más sólo queremos morar en Ella, que de aquí en más queremos estar alineados con Ella, y sólo vivir a través de lo Verdadero. Pedimos a Cristo que nos reciba en sus brazos. Y yendo un poco más allá, nos ofrecemos a Ser nuestra Verdadera Esencia, nos ofrecemos a Ser un Instrumento de la Virtud Divina, pidiendo sinceramente que todo lo que somos como humanos sólo esté al Servicio de este Verdadero y Eterno Propósito.
Y éste Profundo Recordar es el Gran Regalo que Cristo nos trajo, y en la Hora de Hoy nos sigue trayendo a nuestra amada Tierra.
Elevemos nuestra más profunda Gratitud al Cielo porque nos está recordando lo Verdadero. Digamos Gracias infinitas porque somos concientes del sentido de la vida, y aunque a veces el camino parezca más difícil, elevemos nuestra Gratitud, y lo demás vendrá por añadidura.
Amor y Gratitud,
Nancy Erica Ortiz y Sebastián Alberoni – www.caminosalser.com
(1) Frase de “Arpas Eternas Tomo 1” de Josefa Rosalía Luque Álvarez - Hilarión de Monte Nebo
Fotografía por Caminos al Ser

Meditación, Retiros Espirituales, Meditación de la Conciencia Pura, Ho'Oponopono, Camino Espiritual Integrado, Meditación So Ham, Sesiones Individuales... ver más