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Hoy en día hay una epidemia de polarización… A nivel global, lo podemos ver en los bandos de las actuales guerras, que tienen un costo humano altísimo, abrumador. Y algo más preocupante aún: a nivel geopolítico, los dos ejes antagónicos parecen estar fortaleciéndose más que nunca, y nos podrían llevar al desastre total...
También lo vemos a nivel nacional: aquí en Argentina, como en muchos otros países, pareciera que siempre tiene que haber una grieta de turno. Estas grietas suelen ser muy fuertes, e incluso han roto amistades, familias, parejas. Si no te parás en ninguno de los dos bandos, te suelen acusar de tibio, de que al ser neutral sos funcional al lado opuesto. Pero no entienden que la neutralidad no es por indiferencia sino, al contrario, por convicción: cuando te permitís ver con discernimiento, con una mirada propia, muchas veces te das cuenta de que ambos barcos tienen demasiados agujeros y hacen agua por muchos lados, así como también pueden tener algunos aspectos positivos. Y que fanatizarse para algún lado no solo carece de sentido, sino que suele ser negocio para unos pocos.
Tampoco se suele ver con suficiente claridad que estos bandos tienden a estar alineados con bandos bastante mayores del escenario geopolítico mundial, y que ninguno de esos lados realmente quiere la verdadera paz y libertad, por más que casi todos las nombren, y hasta inicien guerras en nombre de ellas.
Algo que me llama mucho la atención es que, cuando hablás con alguien que está muy polarizado, para un lado u otro de cualquier grieta, te va a dar mil razones para sostener dicha postura.
Me sucede, por ejemplo, con la cuestión política aquí en Argentina: tengo amigos muy cercanos y muy queridos, en ambos lados. Me gusta poder escuchar, e intento comprender y respetar a todos, aunque muchas cosas no las comparta y muchas veces les proponga disentir sanamente.
Hasta en los deportes, sobre todo en el fútbol, muchas veces se dan grietas que terminan siendo tan grotescas como peligrosas. Muchos no comprenden que ser rival no tiene por qué convertirte en enemigo. Al contrario, hasta podría ser algo que nos una, que nos divierta, nos motive a pasarla bien. El chiste, la joda sana, hasta cierto punto pueden tener su lugar, pero nunca la agresión y menos la violencia.
Y, de la mano de esto, también me parece sano preguntarnos: ¿realmente se justifica hipotecar la verdadera felicidad en pos de un club o equipo de fútbol? ¿Desde qué lugar de nosotros actuamos así? Creo que el fútbol, como cualquier otro deporte o actividad recreativa, se disfruta mucho más cuando se vive con mayor liviandad, aflojando, también, el ser tan “anti” del otro bando.
En definitiva, no estoy diciendo que no tengamos nuestras convicciones sobre las distintas cuestiones del mundo. Pero en el fondo, aflojarle un poco a las polaridades puede verse como una forma más de “hackear la matrix”, que siempre nos suele proponer comprar estas posturas e identificaciones extremas.
Y hablando de Matrix… a esto quería llegar, y aquí ya no me queda otra que hablar a otro nivel de conciencia…
¿Nunca te preguntaste a qué tipo de seres les conviene que haya tanta discordia, tanta polarización, tantas rivalidades? Y te hablo más allá incluso de los obvios poderosos de siempre, que se benefician del poder y del aparentemente gran negocio de las guerras.
¿Nunca te preguntaste quiénes se benefician, o incluso quiénes se alimentan, en distintos niveles, de todo el caos, la violencia y el dolor que se genera a partir de las guerras y grietas?
¿Nunca te preguntaste a quién o a qué sos funcional cuando te polarizás al extremo? Curiosamente, la película Matrix, aunque de forma figurativa, podría no estar tan alejada de ciertas realidades…
Desde varias fuentes de sabiduría se propone la idea de que, así como hay seres de luz, ángeles, maestros ascendidos y demás seres que existen en conciencia de unidad y que intentan asistirnos como humanidad en nuestro camino evolutivo, también hay seres que por diversas razones se han alejado de la unidad e intentan sabotear estos caminos. En el nivel de conciencia en que estos seres existen, el verdadero amor y la conciencia de unidad los debilita, y el caos, la discordia, el miedo y el dolor los alimentan.
Se los suele denominar de muchas formas: fuerzas involutivas, ángeles caídos y un largo etcétera. Algunos hasta tienen nombres muy específicos y sus gestas se remontan a historias muy cósmicas, muy antiguas, o mejor dicho, muy de otros tiempos y realidades. Las gestas de los señores oscuros de bibliografías como las de Tolkien, o incluso sagas de ciencia ficción como Star Wars, pueden ser muy interesantes para comprender dichas realidades.
Por supuesto que, más allá de todo, bien en lo profundo de todos y cada uno de nosotros, yace inamovible, inalterable, la Unidad, la conciencia divina que lo es todo. Pero a nivel terrestre, es muy sano preguntarnos, una y otra vez, qué logramos realmente al polarizarnos. ¿Qué tal si nos animamos a la posibilidad de que el mayor poder, la verdadera revolución, radique en poder salir juntos de la polaridad, el ir de la mano, juntos como humanidad, hacia una experiencia real de esa Unidad que somos en lo profundo? Tal vez, algún día, todos juntos, en un abrazo global, podamos celebrar y gritar un Gol de Dios. ¿Te animás a imaginarlo? ¡Te leo en los comentarios!
✅ Autor: Sebastián Alberoni - www.caminosalser.com
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