
lunes, 13 de marzo de 2006
(Internacional)
Este año, la fama se ha visto encarnada insólitamente en una figura algo insulsa durante el Festival de Cine de Sundance.El hombre a quien todos querían conocer, con quien todos querían hablar y ser vistos, no era una estrella de cine ni un director atrevido. Era un político, retirado hace seis años, más famoso por lo que no consiguió que por sus verdaderos logros. Al Gore ha acudido en otras ocasiones a Sundance, aunque nunca en calidad de figura principal. Este año se presentaba como personaje de un documental, de 90 minutos de duración, titulado Una verdad inconveniente, en el que denuncia que el problema del cambio climático es el más grave al que se enfrenta la Humanidad.
Desde su derrota a causa de unas tarjetas perforadas pendientes y del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en 2000, Gore ha recorrido el país y el mundo ofreciendo conferencias multimedia sobre el recalentamiento del planeta, apasionadas y concienzudamente documentadas, en auditorios y campus universitarios, la mayoría de las veces a un público invitado. Es una campaña personal y vibrante. Ha pronunciado la conferencia, como él mismo admite, más de mil veces.
Will Dana, director de Rolling Stone, recuerda que asistió a una de ellas el año pasado en Nueva York: «Estaba arrollador.Se nota que ha contraído un compromiso moral y emocional auténtico».Sus conocimientos sobre esta cuestión son exhaustivos: lleva interesado en la ciencia del calentamiento global más de 30 años, desde que asistió en Harvard a un curso de Roger Revelle, el primer científico que midió el dióxido de carbono de la atmósfera.Sus conclusiones son profundamente alarmantes «aunque él insiste también en que hacer algo para evitarlo no significa que tendremos que vivir en tiendas de campaña» dice Dana, «Gore ve en ello también una oportunidad para emplear la agudeza y la ingeniería estadounidenses, y, como es tan positivo, está desempeñando un papel muy importante en este momento». «Necesitamos casi un Martin Luther King del ecologismo» afirma Will Dana. «Una marcha de un millón de personas en Washington. Me gustaría ver a Gore a la cabeza».
El mensaje de la película es muy, muy inquietante. «Verdaderamente, te estremece» reconoce el productor del documental, Lawrence Bender. Gore cree que posiblemente la última oportunidad de actuar se limite a los próximos 10 años. Termina con el apasionado mensaje de que podemos cambiar las cosas, pero de que tenemos que movernos ya y radicalmente. La voluntad política, como él dice con elegancia, es un recurso renovable.
Fuente: El Mundo
Publicado en: http://www.thecamino.com.ar/noticias/noticias.asp

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