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Frase del día:
"Caminar diciendo y no haciendo lo que el Corazón va sintiendo es ir muriendo." El Divino Hacedor
Sobre María Varas, su Obra, y el SR. CAT-LACTICO.

(Arte, Cuentos y Escritos) 

 Encuentro
("Encuentro", por María Varas)

"En el portal, te ví.
No supe si cruzar, para buscarte;
o si quedarme, para perderme.
Elegí ambos caminos.
Y entonces ocurrió.
En vez de dividirme, me uní".


(Texto escrito por María Varas relativo a "Encuentro")

Los que hacemos caminosalser.com ayer estuvimos en una hermosa exposición de arte, la inauguración de la galería de pinturas "Hay una vez..." de María Varas. Con ella nos conocíamos por teléfono y por email, y ayer fue nuestro primer encuentro personal. Tuvimos ese fuerte, insondable e inexplicable sentimiento y sensación de que ya nos conocíamos, compartimos miradas profundas, momentos de silencio eternos, instantes sagrados de presencia en los que el tiempo se detiene y se cae, para revelarnos las verdades que hay detras de las ilusiones.

Gracias María por toda tu Magia y todo tu Amor!!

 Y los dejamos en la grata compañía del SR. CAT-LÁCTICO, un hermoso cuento escrito por María

 El SR. CAT-LACTICO

Canicas

Esta es la historia de un gatito que vivía en el
atelier de un pintor.
Por las noches, cuando el pintor se retiraba a dormir,
el gatito transformaba, por medio de sus poderes
galáctico-energéticos, el taller en un gran
laboratorio, y desde allí se comunicaba con sus
compañeros del espacio exterior. Así transmitía a toda
la galaxia su experiencia diurna.
Obviamente el espíritu que habitaba el cuerpo del gato
era un ser super evolucionado de la estrella de Sirio
que había descendido a la Tierra para realizar
investigaciones secretas con el fin de descubrir
porque a los humanos les costaba tanto ver sin ver.
Porque en todo el universo funcionaba una ley que era
absolutamente opuesta a la que utilizaban en la
Tierra. Esta ley era: Creer para Ver.
El gatito, llamado Sr. Cat-Láctico, ya que amaba la
leche de vaca porque en una vida había ocupado el
cuerpo de un ternerito, pasaba sus días grabando las
imágenes de lo que hacía su “dueño”, como gustaban
llamarse a sí mismo los humanos que compartían sus
vidas con animales.
Sr. Cat-Láctico no era ningún tonto. Más bien era un
ser despierto, hasta cuando dormía. Había elegido bien
a su amo (como él prefería llamarlo), pues quería que
sus investigaciones fueran todo un éxito. Sabía que el
rubro de los pintores tenía cierta facilidad para
“ver” imágenes antes de verlas plasmadas y quería
demostrar a los Espacianos que la raza humana también
podía empezar a adoptar y aplicar esta ley universal.
Pero hasta ahora sus investigaciones no avanzaban como
él lo esperaba. Parecía que el pintor estaba
atravesando una crisis profunda de quién era en
realidad. Es más, a veces se ponía a escribir, y otras
a hacer la vertical para que le bajen las ideas. Ya no
sabía si quería participar en una exposición de arte o
en los juegos olímpicos. Sí tenía claro que quería
jugar a algo pero a veces no se acordaba a qué. Sacaba
sus canicas y jugaba al tinenti, mientras imaginaba
que volaban por el aire formando una galaxia circular
y espiralada sobre la cual giraban las bolitas a modo
de planetas. Pero enseguida se acordaba de que los
humanos no podían hacer que las cosas flotaran por el
aire, entonces todas las pelotitas de vidrio caían al
piso como por arte de no magia. Y el pintor sufría,
porque había logrado atisbar algo inexplicable para su
propia mente, un poder que el sabía que tenía pero que
no dominaba del todo. Y además si la mente no entendía
este poder, entonces, ¿de dónde venía? Y si ese poder
podía venir e irse en un microsegundo, ¿no podría
entonces quedarse a vivir para siempre en ese
microsegundo? Y si así fuera, ¿no estaría él ante la
mísmisima creación del tan codiciado presente eterno?
Empezó a darse cuenta de que tenía más preguntas que
respuestas. Y se empezó a asustar, porque siempre
había creído que tenía más respuestas que preguntas, y
este era un ambiente que no controlaba bien. Y si bien
sabía que no controlar era la clave de la creación,
esta verdad le costaba, sobre todo,cuando se ponía a
pensar mucho.
Asique a veces decidía no pensar y era ahí cuando Sr.
Cat-Láctico obternía grandes avanaces en su
investigación. Pero últimamente, el pintor pensaba
mucho. Y sobre todo pensaba en cómo era no pensar.
Estaba atrapado.
Sr. Cat-Láctico hacía grandes esfuezos por sacar al
pintor de su propio calabozo. Había inventado un
sistema de ronroneo reikista a través del cual, si era
colocado adecuadamente sobre su amo, podía
transmitirle una sutil vibración extra-planetaria con
energías cosmicolores de rayos ultra-violetas. Este
sistema por lo general no fallaba, ponía a su cliente
en un estado de calma en el que volvía a darse cuenta
de que todo era más simple en realidad. Pero era
difícil lograr que el pintor lo dejara subirse sobre
sus rodillas. Es que casi siempre estaba pintando, y
cuando pintaba, pintaba parado. Sr. Cat-Láctico había
intentado trepar por ellas como lo hacía al trepar al
limonero, pero solo había recibido la tan conocida
frase: Fuera. Fuera lo que fuera esta frase, solo
vibraba de una manera, hacia abajo. Y esto es lo que
Sr. Cat-Láctico hacía inmediatamente al escucharla.
Caía al piso. Eso sí, siempre con dignidad, de pie.
Como los árboles, con la diferencia de que ellos
mueren de esta manera, y los gatos tiene unas seis
vidas más.

Asi transcurrían los días en la vida de Sr.
Cat-Láctico. El estaba comenzando a inquietarse. Para
calmarse tenía una de esas pelotitas anti-stress hecha
con papel de alfajor, pero como no le entraba en su
pequeña garrita, la empujaba por todo el taller, hasta
que entraba otra vez en estado de meditación.
Entonces con paciencia zen esperaba que su amo
visualizara algo en la pantalla de su mente. Algo,
cualquier cosa, ni siquiera le importaba si era la
clásica naturaleza muerta o un Dalí. El nunca juzgaba
las ideas de su compañero, solo estaba interesado en
el proceso que iba desde la aparición de la imagen en
el éter hasta su materialización en la tela.
Y cuando esto ocurría, el tiempo se detenía.

Y así fue que un día, ocurrió. La imagen apareció,
pero lo que confundió a Sr. Cat-Láctico fue el lugar
en dónde apareció. Fue en un sueño. El pintor se había
echado un rato sobre el caballete, agotado de tanto
pensar y el milagro había ocurrido. Eso sí, como pasa
en los sueños, las imágenes eran un tanto
extravagantes, tanto mejor. Tal vez ahora finalmente,
si el pintor lograba traducir a la tela lo que había
visto mientras dormía, podría ser catalogado como uno
de los grandes surrealistas del arte. O al menos, se
conformaba, como surrealista. O como un buen pintor,
en fin. No lo tenía del todo claro. Lo que el pintor
si sabía era que, a través del sueño, había
descubierto una de las dificultades que no le
permitían saber quién era realmente. Se había
encontrado cara a cara con con una parte de él mismo
que no era él mismo. Y he aqui su confusión. Algunos,
según lo que había leído por ahí, lo llamaban el Ego;
otros, la Sombra. Pero esto era lo menos importante.
Ahora el pintor tenía la difícil tarea de trasladar su
descubrimiento a la tela.

Sr. Cat-Láctico abrió sus ojos como dos lentes de
cámaras de video y se preparó para grabar todo el
material que pudiera registrar. Sabía que estaba ante
un momento cúlmine. El pintor dibujaba y dibujaba
bocetos en unas hojas blancas y lo extraño es que lo
hacía sin ningún lápiz, carbonilla, pincel o pluma.
Sólo con sus dedos. De sus uñas salían las más
maravillosas imágenes llenas de movimiento, magia y
color. Es más, momentos más tarde, cuando Sr.
Cat-Láctico chequeó el material registrado por la
cámara, pudo comprobar que un personaje se había
escapado del papel, sin que nadie lo viera, para
volver a entrar en el subconciente del pintor, de
donde había salido.
Los dibujos parecían vivos, respiraban.
Y entonces, de repente, apareció el personaje central
de la obra. Un gran silencio invadió el papel. Y en
ese instante, ocurrió algo extrañísimo, todos los
demás personajes se volvieron mínimos. Todo el paisaje
de fondo empequeñeció: los árboles, los animales, las
montañas, los ríos, los pájaros y hasta las hormigas,
que casi podría decirse, desaparecieron. Es que este
personaje era ni más ni menos, el mismo que había
hecho que el pintor despertara del sueño. Pero no
abriendo sus ojos, como lo hacen todos, sino que
despertara adentro del sueño. O sea, que se diera
cuenta de que estaba soñando. En su sueño al ver a
este hombre, que medía como tres hombres comunes, el
pintor había dicho:
- Esperen, esto no puede ser real, debo estar soñando.

Y como si hubiera pronunciado la mismísima palabra
Abracadabra, él se había hecho conciente de que podía
dirigir el sueño a su antojo. Entonces pregunto:
- ¿Quién eres?.
El gigante respondió:
- Yo soy tú.
El pintor dijo:
- Es imposible. YO soy YO. Ahora dime la verdad ¿quién
eres?
El gigante dijo con voz ronca:
- Ese es tu problema. Tu YO es muy grande. Por eso, he
venido para liberarte un poco. Pero yo soy tú y hasta
que no lo aceptes no podré tener un tamaño normal.
El pintor dijo nervioso:
- Es imposible, ¿cómo lo haré? ¿Cómo aceptaré que tu
eres yo? Eres demasiado grande para entrar en mí.
Tengo miedo.
El gigante respondió:
- Te estás olvidando de algo muy importante. Tú eres
el que dirige este sueño. Puedes hacer lo que quieras.
Pero si dudas, la duda se plasmará y no podrás
lograrlo. Como lo sueñas, es. Despierta de una vez!
Al recordarle al pintor que estaba soñando, el pintor
despertó una vez más, y dijo:
- Esta bien. Si tú eres yo mismo, te ordeno que
adquieras un tamaño normal para entrar en mÍ.
En ese instante el gigante se hizo tan tan pequeño que
el pintor dejó de verlo. Entonces gritó:
-¿Dónde estás?
El gigante ahora devenido enano, grito con voz muy muy
finita:
- Aquí abajo, muy abajo.
El pintor preguntó angustiado:
- Pero, ¿por qué te has encogido tanto? Si yo dije
tamaño normal.
El gigantenano respondió:
- El problema es tu creencia. Todavía crees que un
tamaño adecuado para tu YO debería ser un extra small.
Presta atención. Los extremos nunca fueron buenos. El
camino es el del medio. Ahora, por favor, ¿podrías
pensar en una idea mejor?”
El pintor dijo:
- A mi imagen y semejanza, así te quiero!”
Y el gigantenano adquirió el mismo tamaño que el
pintor y sin dudar un segundo, pegó un salto y entró
en su cuerpo.
Finalmente el pintor dijo:
- Ahora sí, sé quién soy. Puedo despertar. Y abrió los
ojos, esta vez, afuera del sueño.

El Sr. Cat-Láctico estaba asombrado, su cámara no solo
había registrado las imágenes del pintor en su estado
de vigilia, sino que habían logrado captar las
imágenes del inconciente que eran proyectadas en el
aire, a medida que el pintor dibujaba. Ahora podría
demostrar a los Espacianos que los humanos también se
movían en mundos, dentro de mundos, dentro de mundos.
Su Tesis sobre Dimensionalidad Humana sería todo un
éxito. Finalmente observó cómo el pintor trasladaba a
la tela sus magníficas visiones. También registró este
material. El pintor quedó en éxtasis. Ahora sabía que
no tenía que ser “alguien”, que simplemente tenía que
“ser “ y que si se lo imaginaba podía, inclusive, “ser
todo”.  Y todo incluía, todo lo que él quisiera, tal
cual lo quisiera y como lo quisiera.  Solo tenía que
primero pensarlo, después sentirlo y por último, dejar
que ocurra. Así se dió cuenta de que si de verdad
creía en algo, este algo se haría realidad. Y se
prometió vivir de acuerdo con esta ley.

Así fue como Sr. Cat-Láctico cumplió con su misión.
Ahora podía abandonar el cuerpo del gato cuando
quisiera. Solo había un problema, tendría que pasar
por seis vidas más para hacerlo.

NOTA FINAL:
Luego de sus exitosos estudios sobre el pintor, Sr.
Cat-Láctico ha estudiado el caso de un escultor, en
los que se destacó por sus descubrimientos sobre
proporcionalidad humana en 5D.
En otra vida realizó investigaciones sobre el
pensamiento lateral en los abogados.
En su cuarta vida investigó en el rubro de la
medicina, aportando notables descubrimientos sobre
médicos que sin saberlo sanaban a sus pacientes
femeninas solo porque eran lindas; demostrando así que
el hombre, al igual que cualquier ser evolucionado del
universo, también puede conseguir lo que quiere, con
solo desearlo.
En su quinta vida estudió la vida de un vendedor de
anteojos que escribió el libro “El poder sanador de
los cristales".
En la sexta, estudió el caso de una arquitecta que
solo sabía usar la regla una vez por mes.
Actualmente experimenta su séptima vida en la que se
dedica a descansar.

María Varas



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