Por Erica Nancy Ortiz
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Muchos niños hablan en silencio con figuras espirituales, algunos piden por situaciones del mundo o de su familia. Hay niños que hablan de sus miedos, de sus errores, de sus sueños. Se encierran en su cuarto, en el baño, en ellos mismos y hablan sin que nadie los note, por dentro, con un infinito espiritual que los alivia.
Algunos manifiestan que hablan con ángeles, hadas, otros se muestran muy ligados a la naturaleza, sienten una gran devoción y necesidad de cuidado de la tierra.
Es común también que representen esta espiritualidad en figuras más conocidas, como puede ser una virgen o Jesús, pero no tiene que ver con una religión.
Esta conexión que mantienen a través de un dialogo interno se trata de algo que hacen intuitivamente, guiados por una pulsión interna que les recuerda que no están solos.
La mayoría de las veces no hubo adulto que les inculcó esto, es más, hay casos de familias ateas en donde los niños presentan esta inclinación naturalmente.
No es religión, debo aclararlo nuevamente, no tiene que ver con aquellos niños que se les instruye sobre dios, o las figuras que están ligadas a cierto culto. Puede suceder, si, que incluso muchos niños quieran que les hablen de religión y necesiten refugiarse en ellas. Pero, hay que saber que este vínculo es innato y no tiene tiempo, ni forma, ni está ligado a creencias. Es del ser espiritual del niño hacia el mundo espiritual.
Estar en el mundo terrenal, con las diversas situaciones personales y sociales, para muchos niños de hoy es todo un desafío, y los lleva a sentirse muy solos. Si el mundo adulto no puede ver esta angustia, no puede escucharla, acompañarla, abrazarla, los niños sacarán estos sentimientos en silencio...
Muchos adultos de hoy confiesan que tenían esta conexión en secreto, yo era una de ellas… Estar en contacto con este espacio divino contenedor, me ha permitido tener la fortaleza suficiente para sobrellevar mucho de lo que vivía, que me lastimaba o confundía.
Qué hacer para cuidar o acompañar esta unión espiritual
Primero, debe vivir en ti. Si te alejaste de este vínculo, si lo olvidaste, si lo rechazas o se basa solamente en mantener una creencia, ¿cómo podrás comprenderlos y acompañarlos?
Necesitas religarte. Recuerda, ¿sentías esto alguna vez de pequeño?
¿De qué manera se expresa hoy tu espiritualidad innata?
Segundo, ayúdale a expresar su espiritualidad. Enséñale a agradecer, a cuidar a otros, a la tierra, a ser empático, a compartir, a dar, a cooperar, a conectarse consigo mismo, el silencio, la contemplación. Todo esto es espiritualidad en acción.
Tener en cuenta la presencia de los ángeles, las hadas y toda figura que a los niños los conecte con ese mundo sutil, invisible, espiritual, puede ser también una forma delicada de acompañarlos, sin invadirlos con nuestras creencias.
Los niños necesitan este vínculo, alimentárselo a través de acciones vivas, les ayudará a expresarlo naturalmente.
Evita darle “cátedra de espiritualidad”, no la necesitan. No hace falta que les digas qué es lo que existe y qué no. Permíteles descubrirlo, o re-descubrirlo.
Retomar este contacto con el mundo espiritual es esencial en esta época, y puede darle sentido a muchas preguntas y angustias que hoy están presentes en los niños, en la humanidad, y necesitan guía y respuestas.
Autora: Erica Nancy Ortiz - BioEducadora
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