(por Daniel Jacob)
En el Viejo Testamento hay una historia que al menos le resulta familiar a la mayoría de las personas. Es el relato del encuentro de Moisés con el Señor, en el Monte Sinaí, durante el cual Moisés recibió las tablas que contenían los Diez Mandamientos. La Biblia dice que lo que experimentó Moisés en presencia de Dios estaba lleno de increíble sobrecogimiento y asombro. De hecho, las Escrituras dicen que Moisés no pudo mirar directamente el rostro del Todopoderoso. El relato dice que, durante la escritura de las tablas, Moisés se ocultó “en la grieta de una roca”.
Me puedo imaginar cómo fue toda la escena. De una nube oscura de tormenta sale ese relámpago (“el dedo de Dios”), escribiendo legiblemente en el costado de la montaña. ¡Si yo fuese Moisés, no sólo estaría escondido, sino que probablemente estaría temblando de tal manera que no podría llevar esas tablas montaña abajo! Que CONVENIENTE resultó tener esa roca ahí, para proveer una sensación de segura SEPARACIÓN entre mi forma física y el Creador del Universo.
Más tarde, en el Nuevo Testamento, otra vez se expone toda la idea de “ocultarse” detrás de una roca. Un escritor del Nuevo Testamento habla de Jesucristo como nuestra “roca”, detrás de la cual un alma creyente puede encontrar seguridad y paz. El (Jesús) es descrito más adelante como un “mediador” (una especie de abogado o procurador) que SE INTERPONE ENTRE NOSOTROS Y EL PADRE y defiende nuestro caso ante el trono.
Cuando entre 1970 y 1980 estuve intensamente absorto en el estudio técnico de los libros de la Biblia, esas referencias me chocaron bastante, e hicieron que examinase con más detenimiento qué se estaba enseñando exactamente en los pasajes mencionados más arriba. Sabiendo, en los planos internos, que estaba destinado a mucho más que un simple “conocimiento práctico superficial” de esas enseñanzas, mi marcador de libros mental estaba catalogando intuitivamente los temas y tópicos que más tarde serían mi trampolín a la iluminación, mi reconocimiento de la unidad de Todo Lo Que Es.
Podemos ver la simbología de la “roca” en toda la literatura, tanto sagrada como secular. Es una señal de estabilidad, de fortaleza y de protección. Hay “rocas” preciosas (gemas) que son tesoros para disfrutar, y hay “rocas” (piedras) que se utilizan para construir los cimientos para los edificios elevados.
En una conversación con el Apóstol Simón (Pedro), Jesús le pidió al pescador que declarase quién era Él (Jesús). La respuesta de Pedro fue “tú eres el Cristo”. Al escuchar esto, Jesús dijo: “Tú eres Pedro, la Roca, y sobre esta Roca construiré mi Iglesia.”
Los católicos romanos creen que la “roca” ahí era Pedro mismo. Después de todo, la palabra “petros” significa “roca”. Sienten que este pasaje fue el comienzo de la autoridad papal. Los protestantes lo ven de otra manera. Ellos sienten que la “roca” en esa aseveración fue la declaración de Pedro de que Jesús era el Cristo.
Lo que es importante tener en cuenta es el establecimiento, o asentamiento, de una ROCA, detrás de la cual se pueden OCULTAR las personas o sobre la cual se puede formar un basamento para construir su organización. En todos los sistemas religiosos, esta “roca” es lo que se halla entre ELLOS y la presencia viviente de Dios. ¿Alguna vez le dijeron a alguien que tiene “piedras en la cabeza” (que le falta un tornillo)? Lo que le estaban diciendo, en parte, era que no podían CONTACTARSE con él, que había algo que los SEPARABA a los dos. Carl Jung fue citado una vez diciendo: “La Religión Organizada es una defensa contra la experiencia religiosa”. Y sigue siendo así.
EL INTERMEDIARIO
¿Qué representa la Divinidad en su vida? ¿Es un hombre? ¿Dónde vive ese hombre? ¿Es una organización? ¿Es un libro, es una filosofía? Como en la época de Moisés, ¿es una nube ardiente que los guía a ustedes y a su pueblo a través del desierto?
En el catolicismo, el Papa es el representante viviente de Dios en la Tierra. En materia de fe y doctrina, su palabra es INFALIBLE. Volviendo a lo aquí mencionado, estos creyentes obtienen seguridad al saber que su líder tiene un canal directo con el Todopoderoso en estos asuntos. Ellos no necesitan preocuparse, porque sus “asuntos de fe” están resueltos.
Muchas personas sienten que la Biblia es la Palabra de Dios. Siguen lo que está escrito ahí, con la total certeza de que lo que sea que esté escrito ahí es “verdadero y correcto”. Cualquier decisión que se tome, ya sea empleo o matrimonio, debe tener un capítulo y versículo para respaldarla. En tal caso, la Biblia se convierte en su ROCA, el basamento para la fe y la práctica.
En algunos países, las personas utilizan ídolos para representar a su Divinidad. Construyen un templo, instalan un ídolo y van ahí a reverenciarlo. Algunos de ellos no se pueden sentir santificados a menos que vayan al templo. Algunas personas viajan millas y millas para estar en esos lugares sagrados. En todo el mundo, las personas hacen peregrinajes a sitios sagrados, con la seguridad de que su ida allá, de alguna manera, los activará y los completará.
RESPUESTAS EXTERNAS, NECESIDADES INTERNAS
Carl Jung fue citado una vez diciendo: “la religión organizada es una defensa contra la experiencia religiosa”. Cuando uno lo piensa, le da la razón. Unirse a una iglesia, ser instruido en sus creencias y seguir sus preceptos es ABDICAR a su derecho a decidir por ustedes mismos qué es verdadero.
Una vez que alguien ha sido apropiadamente “instruido” en las creencias de su iglesia, a menudo dejará de buscar. Se dirá a sí mismo: “Así es como son las cosas”. Luego, cuando suceda algo contrario a esas creencias, no siempre estará abierto a aceptar la experiencia. ¿Por qué? Porque hacerlo significaría comenzar de nuevo, y volver a construir su casa. No todos están dispuestos a hacer eso.
Las creencias establecidas tienden a desalentar el descubrimiento. Nos hacen perder cualquier señal o indicador de que las cosas podrían no ser siempre lo que creíamos que eran. Muchas ramificaciones del cristianismo y el judaísmo desalientan la investigación en las áreas del conocimiento esotérico. A través de las edades, han atemorizado a las personas con historias de posesión demoníaca o maldad rampante. Consecuentemente, gran parte de las “masas” no se atreven nunca a investigar qué es lo que no está impreso en su Biblia o en sus libros de Catecismo.
¿Qué le hace esto al espíritu de la persona? Creo que hace que el espíritu se atrofie. ¿Saben qué es un “surco”? ¡Es una TUMBA a la que le quitaron los extremos! Cuando una persona va por ahí declarando que “sabe” lo que cree (en todas las circunstancias), está cerrando la puerta a TODAS LAS DEMÁS POSIBILIDADES de creencia que puedan existir. Para mí, es una forma de muerte.
REGRESAR DE ENTRE LOS MUERTOS
Me encanta la historia de Lázaro, en la Biblia –el tipo que Jesús levantó de entre los muertos. Ahí estaba un hombre, el hermano de María y Marta, que había muerto literalmente. ¡Lo habían amortajado para el entierro, puesto en una tumba y cerrado la tapa! Luego, durante el tiempo en que las personas normalmente se rasgan las vestiduras y lloran, Jesús llegó a la tumba y gritó: ¨ ¡Lázaro, sal!”
En cuanto apareció Lázaro en la entrada de la cripta, la Biblia dice que “Jesús lloró”. Siempre me pregunté por qué había llorado Jesús, luego de haber hecho algo tan grande. ¿Estaba contento? Bueno, estoy seguro que sí. Pero creo que había algo más. Creo que Jesús estaba llorando porque sabía intuitivamente que estaba viendo UNA MUESTRA ADELANTADA de lo que Él haría finalmente, en persona.
Ser LEVANTADO de entre los muertos es lo máximo en la transformación personal. Significa desechar su mortaja, dejar de lado sus flores (ya) marchitas y salir a la luz del día. Cuando se trata de la conciencia personal, regresar de entre los “muertos” significa DESPRENDERSE de todas las viejas concepciones acerca de la vida y la verdad… abriéndose a todas las posibilidades que la vida tiene para ofrecer.
Cuando Jesús se levantó de entre los muertos y saltó de la losa, ¿saben qué fue lo primero que hizo? HIZO RODAR LEJOS LA PIEDRA que lo mantenía encerrado en Su tumba. Fue la ÚNICA FORMA de salir de donde estaba siendo “retenido” e ir adonde necesitaba ir. ¡Ciertamente, es la única forma en que CUALQUIERA puede salir!
IDOLATRANDO A LAS “ESTRELLAS DEL ROCK”
Durante 2.000 años, Jesucristo ha sido la máxima estrella del “rock”. Las personas lo han estado siguiendo, ocultándose y actuando servilmente, llamándolo “Dios” A ÉL, mientras aún pensaban que eran “pobres pecadores”. ÉL es la estrella (que se eleva) y ellos son los muertos (agradecidos). Mientras Él contempla todo esto, lo puedo oír de nuevo, exclamando como lo hizo en aquel entonces: “¡Lázaro, SAL!”
No hace mucho, salió a la venta un libro titulado “Si te encuentras con el Buda en la calle, ¡mátalo!” ¡Qué libro maravilloso! Lo esencial era que la Divinidad y la Realidad (a la que muchos llaman El Buda) No existen FUERA de nosotros. Por lo tanto, si alguien viene por el camino y les dice que trae la realidad última, debe estar mintiendo, porque la realidad última de cada uno se encuentra EN SU INTERIOR, no afuera.
Cuando Jesús estaba presente físicamente n la Tierra, le dijo a la gente muchas veces: “Síganme.” Por supuesto, lo hicimos con gusto. Como Moisés, Jesús ofrecía una alternativa brillante a la monotonía de las vidas que hemos conocido. Seguimos a Jesús a las piletas de Siloam, lo seguimos a Jerusalén, incluso lo seguimos (a regañadientes) hasta el Calvario. Luego nos detuvimos.
Aunque Él siguió adelante, hacia la eternidad, nosotros todavía estamos aquí en el tiempo y el espacio. Claro, hemos predicado ACERCA de Él. Hemos cantado Sus alabanzas por toda la tierra. Hemos luchado por Él, muerto por Él (una y otra vez) y todavía seguimos volviendo… AQUÍ. ¿Por qué? ¿Por qué nos detenemos… aquí?
Copyright, 1996, Daniel Jacob www.reconnections.net
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Título en inglés: In the cleft of the rock
Traducción: Dora Susana Peralta
Sitio oficial de Daniel Jacob en español: www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
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